Terapia Familiar
Nuestra mente y cuerpo están diseñados para protegernos de los peligros y sobrevivir. La ansiedad es el mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para hacer frente de “algo” que es valorado como negativo o peligroso.
Son muchos los problemas que se nos plantean en el ámbito de las relaciones con las personas significativas de nuestra vida y en especial dentro del contexto familiar.
Problemas de comunicación, económicos, discrepancias en la forma de educar a los hijos o falta de tiempo para poder hacerlo, diferentes caracteres o personalidades, distintas opiniones y un largo etcétera, pueden generar conflictos que afecten de alguna manera a la familia en su conjunto.
La psicología familiar considera a la familia como un todo, como un sistema en el que cada miembro ocupa un lugar determinado generando una dinámica particular.
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Exceptuando este tipo de situaciones infrecuentes,
En la terapia familiar analizamos con los miembros cuál es su dinámica, para poder comprenderla y así ayudar a todos y cada uno de los miembros a resolver los problemas que hay entre ellos. Esta orientación familiar considera que no hay un único responsable de las dificultades de la relación familiar, por ejemplo, cuando un niño se comporta mal se analizara que está pasando en la familia para que el niño manifieste ese comportamiento.
La terapia familiar interviene en el tratamiento con la familia, pero también lo hace en la relación que surge en la pareja, con los hijos, etc..
- Problemas de convivencia y relación con los hijos.
- Ayudar a los hijos en situaciones de: miedos, trastornos de alimentación, dificultades en el rendimiento escolar, contacto con las drogas, etc.
- Aprender a adaptarse a nuevas composiciones familiares, tras la separación de los padres.
- Resolver conflictos de comunicación y adaptación en las relaciones familiares.
¿Has estado alguna vez charlando con un psicólogo?
Dudas frecuentes:
En la actualidad (pero afortunadamente cada vez menos) sigue persistiendo la creencia de que acudir al psicólogo es para los que están «enfermos» o «realmente mal».
Estamos en una sociedad en la que no nos enseña a manejar emociones difíciles como el dolor, la rabia, la tristeza y la vamos aprendiendo torpemente según van llegando a nuestra vida.
A veces utilizamos estrategias de evitación para no sentir aquello que nos incómoda y nos hace sufrir, alejándonos de lo que para nosotros es importante y generando más sufrimiento.
Algunas señales que te ayudaran a tomar la decisión de acudir al psicólogo son:
Cuando tus emociones «desagradables» duran la mayor parte del día, y que afectan a la relación con los otros y contigo mismo/a.
Cuando tus emociones son tan intensas que sientes que no puedes manejarlas.
Cuando tus pensamiento se vuelve obsesivos y te crean sufrimiento.
Cuando utilizas estrategias de evitación para eliminar tus emociones.
Cuando te alejas de las cosas que son importantes en tu vida.