Ansiedad
Nuestra mente y cuerpo están diseñados para protegernos de los peligros y sobrevivir. La ansiedad es el mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para hacer frente de “algo” que es valorado como negativo o peligroso.
La ansiedad es una reacción fisiológica de nuestro para hacer frente (luchar) a “ese peligro” o huir de él. Nuestro corazón bombea más rápidamente la sangre a las extremidades, de ahí la taquicardia.
Vamos a necesitar más oxigeno de ahí que se acelere la respiración, vamos a necesitar que nuestros músculos tengan un tono muscular adecuado para correr o luchar, de ahí la tensión muscular. Vamos a necesitar que nuestro cuerpo ser refrigere de ahí que empecemos a sudar.
Todos estos cambios son coherentes y necesarios para afrontar estos peligros que atentaban contra nuestra vida, incluso hoy en día es necesario que tengamos estas reacciones automáticas cuando nos enfrentamos a peligros que comprometen nuestra integridad física, como puede ser huir si se acerca un coche fuera de control hacia nosotros.
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Exceptuando este tipo de situaciones infrecuentes,
los peligros que atentan contra nuestra vida son escasos ya que nuestra sociedad ha evolucionado para que no sean cotidianos. No obstante, este sistema de alarma no ha evolucionado en la misma medida y se pone en funcionamiento siempre que percibimos un peligro, incluso aunque estos peligros no los podamos afrontar con la lucha o la huida.
En general, los «peligros» a los que actualmente tenemos que hacer frente son de orden social: nos genera ansiedad el «no ser suficiente», «fracasar», «decepcionar a los demás o a nosotros mismos», «que los demás no nos valoren positivamente», «tener reacciones que escapan a nuestro control», etc y para estas amenazas, las reacciones de lucha o de huida no nos valen como método para gestionar la situación.
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La ansiedad se convierte en un problema psicológico cuando limita nuestra vida y nos distancia de lo que para nosotros/as es importante.
Por ejemplo, dejo de salir con mis amigas por miedo a que me hagan una crítica, o de ir al gimnasio por miedo a “que me de la ansiedad”. Cuando baso mi vida, en intentar evitar, suprimir o controlar la ansiedad, paradójicamente está se hace más grande y ocupa más espacio en mi vida.
Con mi ayuda podrás:
- Entender qué es la ansiedad.
Identificar tu estilo de personalidad y el origen de tu ansiedad. - Identificar cómo tu comportamiento influye en aumentar o disminuir la ansiedad.
- Recuperar las áreas de la vida que son importantes para ti.
- Saber manejar tu ansiedad.
¿Has estado alguna vez charlando con un psicólogo?
Dudas frecuentes:
En la actualidad (pero afortunadamente cada vez menos) sigue persistiendo la creencia de que acudir al psicólogo es para los que están «enfermos» o «realmente mal».
Estamos en una sociedad en la que no nos enseña a manejar emociones difíciles como el dolor, la rabia, la tristeza y la vamos aprendiendo torpemente según van llegando a nuestra vida.
A veces utilizamos estrategias de evitación para no sentir aquello que nos incómoda y nos hace sufrir, alejándonos de lo que para nosotros es importante y generando más sufrimiento.
Algunas señales que te ayudaran a tomar la decisión de acudir al psicólogo son:
Cuando tus emociones «desagradables» duran la mayor parte del día, y que afectan a la relación con los otros y contigo mismo/a.
Cuando tus emociones son tan intensas que sientes que no puedes manejarlas.
Cuando tus pensamiento se vuelve obsesivos y te crean sufrimiento.
Cuando utilizas estrategias de evitación para eliminar tus emociones.
Cuando te alejas de las cosas que son importantes en tu vida.